martes, 21 de noviembre de 2023

Adiós y hasta siempre, Juan Vallejo

 

Siempre he ejercido una rara atracción hacia los chiflados (con perdón), quizá porque yo misma he sido y soy algo alocada, quizá porque sé y me gusta escuchar a la gente. El caso es que una redacción suele ser un lugar frecuentado por quienes han perdido, de un modo u otro, la razón, y necesitan divulgar sus obsesiones. Y sí, por atestada que la redacción estuviera, era a mi mesa a la que solían dirigirse. Recuerdo a uno que creía haber encontrado la solución al paro y la había escrito en un pliego de varios metros de largo de papel con letras y números colocados en espirales y triángulos. Creo que fue a partir de ése cuando mi jefe -y amado compañero, José Luis Estrada- me echó la bronca: "Pierdes muchísimo tiempo escuchando esas insensateces. En adelante, cuando se te pegue alguien así, dirígelo directamente a mi despacho y ya me encargaré yo". Así que cuando ese hombre alto, grande y de voz tronante, entró en la redacción y se me acercó afirmando que la Catedral se estaba muriendo, que tenía un cáncer llamado Cabildo, y que había que salvarla, no le dediqué un minuto: "Mire, yo creo que ese asunto tiene que contárselo al director, que está en ese despacho de ahí". Y allí se fu. Para mi sorpresa, no salió a los dos minutos, sino que se tiró dentro un buen rato y, al cabo, salió con José Luis y ambos fueron hasta mi mesa. José Luis se inclinó hacia mí y me susurró: "No es un chiflado". Luego me presentó al artista Juan Vallejo, me resumió la situación y me pidió que lo acompañara a la Catedral (de Burgos). Fue una experiencia impresionante: Juan Vallejo no sólo conocía cada elemento, estatua y recoveco de ese magnífico Patrimonio de la Humanidad, sino cada una de sus heridas y afrentas que, en efecto, eran muchísimas. Inmediatamente, Diario 16 Burgos se puso en sus manos para denunciar todos los atropellos llevados a cabo en el monumento y los efectos de la desidia, mientras Diario de Burgos, en manos del ex convicto y omnipotente empresario Antonio Miguel Méndez Pozo, nos acusaba de antiburgalesismo (entre otras muchas cosas) y proclamaba que la Catedral gozaba de buena salud (textualmente). 

Vallejo fue más allá: con un precioso tríptico que pintó representando la Catedral, se presentó en París, en la sede de la Unesco, y se plantó en la puerta hasta obtener una entrevista con el director general, entonces Federico Mayor Zaragoza, a quien presentó un dossier con todas las publicaciones en Diario 16 Burgos que revelaban la incuria de la curia (si se me permite la broma) que estaba llevando al desastre a la Catedral. La respuesta fue inmediata: la Unesco amenazó con retirar al monumento su condición de Patrimonio de la Humanidad. Pero nada conmovió al Ayuntamiento, Diputación, Junta (las tres instituciones, en manos del PP) ni al Cabildo catedralicio, hasta que, a la salida de una boda un domingo de agosto de 1999, la estatua de San Lorenzo (con 400 kilos de peso) cayó desde la torre de la fachada Norte, afortunadamente sin darle a nadie, y quedó hecha añicos en el suelo. Entonces Méndez Pozo decidió actuar y la Catedral -que hasta la víspera gozaba de buena salud dijeran los que dijeran Juan Vallejo o Mayor Zaragoza- se convirtió en objeto de salvación de manos de una asociación de Amigos que puso en marcha y en la que rápidamente entraron todas las instituciones que se habían mantenido sordas y ciegas. Poco después empezarían las obras de restauración.


Esa fue la primera batalla en la que tuve el privilegio de conocer y secundar a Juan Vallejo. La última, también tuvo a la Catedral como protagonista: la recogida de 80.000 firmas para paralizar el absurdo proyecto del Cabildo -también involucrados Méndez Pozo y las instituciones gobernadas por el PP-, de cambiar las puertas principales del monumento por otras realizadas por Antonio López, una auténtica monstruosidad de 1,2 millones de euros y monumento al ego de ese artista que consiguió, de nuevo, que la Unesco amenazara con retirar la distinción de Patrimonio de la Humanidad a la Catedral de Burgos.

Entre ambas batallas... mil y una más, porque Juan Vallejo, además de ser un artista para la eternidad, cumbre del surrealismo expresionista, es -ha sido- un intelectual comprometido con el arte, con la sociedad, con la humanidad; un intelectual que no ha dudado en arremangarse y ponerse manos a la obra, en atravesar el barro, en alzar la voz y el pincel en favor de las causas justas. Y de entrar en las cárceles para, a través de talleres de arte, llevar a los presos la libertad de pensar, sentir y crear.

Quedará para siempre haber salvado la Catedral de Burgos y haber promovido (él y Diario 16 Burgos, no el alcalde del PP que tuvo de repente la idea más de veinte años después) la declaración de Patrimonio de la Humanidad de esa ciudad. Quedarán para siempre sus magníficos murales -los de la Escalinata Real de San Pedro de Cardeña, "Sileuros" en el Monasterio de Silos, "El golpe" que, con una estructura similar al Guernica, rememora el golpe de Estado de Tejero en 1981-; quedarán para siempre los cientos de óleos y acuarelas con los que pintó El Quijote; quedará para siempre su vasta e impactante obra. Quedará su última exposición, en el Arco de Santa María de Burgos, en donde también realizó la primera, en 1949 y, tras ser censurada, provocó que se autoexiliara durante veinte años; una exposición, "Gótico", que, como un presentimiento, cerraba el círculo.



Pero también quedará, en cuantos le conocimos, el recuerdo de un hombre íntegro y valiente y el de un amigo generoso y leal. En las tres facetas -artista, ser humano y amigo- se desbordaba su grandeza; tanta, que creo que la Historia aún necesitará algún tiempo para reconocerla en toda su magnitud.





Juan, no hay lágrimas suficientes para añorarte.





Entrevista a Juan Vallejo en Canal Arte




domingo, 16 de julio de 2023

Hibristofilia, abstención y eunomía

 


Mi amiga es de Vox. No puedo discutir con ella de política. Me gusta el debate y siempre he tenido amigos de distintas ideologías y creencias. El problema es que no podemos debatir ninguna noticia porque no hay ninguna noticia que las dos conozcamos. He de decir que mantengo mi ritual de periodista de leer cada día varios periódicos –afines y no afines-, pero mi amiga no se informa por la prensa sino por las emisoras de radio y cadenas televisivas de ultraderecha, cuya información no es tal, pues básicamente se dedican a propagar bulos o noticias burdamente retorcidas. Los medios de comunicación siempre han tenido una línea editorial y han sido tanto más populares cuanto menos definida era. Hoy, sin embargo, el problema no es que esa línea editorial se haya hecho más radical y que los lectores sólo acudan a los medios afines para informarse, sino que prácticamente nadie lee ninguno. La información viene –aún sin buscarla- por medio de titulares desquiciados, memes; artículos sin firma, noticias sin fuentes, debates entre interesados vocingleros o, simplemente, tramposos; rumores, consignas… en definitiva, Red Bulolandia. Así que si yo intento discutir sobre, por ejemplo, las nuevas medidas de los ayuntamientos ultras para eliminar los carriles bici o las políticas medioambientales, ella me dice que no sabe nada de eso, pero que le interesa más que el presidente del Gobierno tenga negocios de prostitución y tráfico de drogas; o que la izquierda se haya aliado con las farmacéuticas para crear nuevos virus y matar a los ancianos con las vacunas, o que se esté ocultando a la población que el CO2 es sanísimo para beneficiar a los ecologistas que, a su vez, han ocupado las instituciones europeas para… no sé… reconozco que, a menudo, soy incapaz ni de oír esas presuntas e impactantes noticias que yo ni siquiera encuentro en los periódicos más tendenciosos.

Cada vez me recuerda más esta amiga a uno de los personajes de mi novela “Misterios Gozosos”, que almacenaba todas las teorías conspiranoicas posibles, formadas –en el peor de los casos- por una semilla de verdad que hacía crecer en una auténtica enredadera de falsedades y/o estupideces; teorías, por cierto, que nos desvían de las verdaderas conspiraciones, como el totalitarismo digital que ejercen las grandes corporaciones y las dictaduras.

Pero hay otro asunto que me inquieta, y es su admiración por una figura como la de Santiago Abascal. Ella siempre ha sido una mujer culta y de excelente gusto en todo; sin embargo, ahora se burla de “un presidente que viste como de Corte Inglés”, pero le encanta un tipo que viste con la ropa de un cazador de tres tallas menos. Y es que lo ve “como muy hombre”. Sí, quizá vuelve a ponerse de moda la masculinidad mal entendida, la del Varón Dandy, pose torera, escupitajo en la acera y pecho lobo. En el caso de mi amiga, puede que haya una historia de frustración sexual detrás, pero yo veo cierta hibristofilia: la atracción por los “chicos malos”. Los psicólogos estudian con fruición por qué los peores criminales – Manson, Breivik, Josef Fritzl…- reciben apasionadas cartas de amor de mujeres difíciles de catalogar. Al parecer, la mayoría de ellas tienen vocación de redentoras y lo que les atrae es convertirles en buenas personas, traerles al buen camino; lo que, supongo, es, en el fondo, la necesidad de ejercer un poder que se les ha negado. Yo creo que debe ser determinante la atracción por la fuerza, ese estereotipo de hombre que no rehúye la violencia y es capaz de proteger a su mujer de cualquier tiranosaurio rex, aunque recientemente he leído un estudio según el cual en la Prehistoria las mujeres no se limitaban a amamantar a sus crías y recolectar bayas, sino que se dedicaban, como los hombres, a la caza menor y mayor, así que se ve que los estereotipos son aún más fuertes que la herencia genética y aquello que nos han enseñado durante siglos tiene mayor efecto en nosotros que la propia realidad.



https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/las-mujeres-del-neolitico-tambien-cazaban-_16060

Pero avancemos unos siglos para tratar otro problema que yo veo en la sociedad actual y que puede explicar el avance de esas actitudes retrógradas e ideas desquiciadas: el abstencionismo, que ya no es lo que antes se llamaba activo, sino una inconsciente despreocupación hacia la política. En una sociedad infantilizada de “porque sí, porque no y a mí qué” y un tiempo en el que priman las consignas fáciles y sin matices ni reflexión, no es de extrañar que triunfen las del tipo “todos son iguales”, “todo es una mierda”, “nada importa nada”, “conmigo que no cuenten”… Ciertamente, los políticos –se vistan como se vistan- son personas sensibles a la codicia, la vanidad y demás males que, a menudo, pervierten sus iniciales propósitos; los partidos se convierten con facilidad en aparatos manejados por pocas e interesadas manos; las ideas chocan contra la realidad y muchas de ellas se estrellan y lo hacen dejando víctimas. Pero la política es aquello que determina las vidas de todos y cada uno.

Como dijo uno de los siete sabios de Gracia, Solón, hay mucha diferencia entre un buen gobierno y un mal gobierno, porque la política alcanza a todos. El mal gobierno es una herida con la que “no tarda en agostarse una espléndida ciudad” y hace que la desgracia invada cada hogar, “y las puertas del atrio –advierte- no logran entonces frenarla, sino que salta el muro del patio y encuentra siempre incluso a quien se esconde huyendo en el cuarto más remoto”; ese cuarto oscuro en el que quienes se abstienen de los asuntos públicos creen estar a salvo. Y hay que hacer caso a Solón, porque él fue un político espléndido y su política hizo felices a muchas personas, empezando por todas las familias que vivían esclavizadas por las deudas, que él abolió.

Me pregunto si, como este político, filósofo y poeta hizo, no habría que involucrar más a los ciudadanos eligiéndolos por sorteo, no para estar en las mesas electorales sino en una nueva institución como la que él creo, la Boulé o Consejo de los 400, que se encargaba de preparar las cuestiones a tratar por la asamblea, proponer proyectos de ley y controlar a los funcionarios públicos; institución formada por elección y por sorteo, de la que ningún ciudadano podía ser miembro más de dos veces en su vida y que fue aumentando su poder en detrimento de Areópago o consejo de la aristocracia.

Sí, existe el buen gobierno o “eunomía”, como el de Solón, o el posterior de Pericles, ambos caracterizados –y no por casualidad- por haber avanzado y profundizado en el sistema democrático. Por cierto que recientemente se ha publicado una nueva biografía sobre Pericles (“El ascenso de Pericles”, de Olga Romay), centrada en su ascenso a la vida pública y las personas que estuvieron en su entorno: su padre; los mejores artistas de la época de los que él fue mecenas y que crearon las obras filosóficas, literarias y artísticas por las que aún es famosa Grecia y, sobre todo, su compañera, Aspasia, una mujer culta, inteligente e independiente que era lo más parecido a lo que ahora llamaríamos una mujer liberada. Aspasia tuvo mucho que ver en que Pericles “el Olímpico” se convirtiera en adalid de la democracia y del orgullo cívico, y Atenas en el paradigma de la cultura y la libertad de expresión. Es patente porque, como dijo Kennedy Toole, a un genio se le reconoce porque todos los necios se conjuran contra él, y Aspasia –que además era una extranjera- fue constantemente atacada, ridiculizada y vilipendiada por los conservadores y los cómicos, que vendrían a ser los productores actuales de memes para twitter y whatsapp.

Solón, Pericles, la propia Aspasia (en cuanto consejera de su pareja), son ejemplos de buenos gobernantes y nótese que tienen en común la política hermanada con la cultura, la democracia y la justicia social. Cito un párrafo del famoso “Discurso fúnebre” de Pericles tal como lo recogió Tucídides: “Nuestra política no copia las leyes de los países vecinos, sino que somos la imagen que otros imitan. Se llama democracia. Si observamos las leyes, aportan justicia por igual a todos en sus disputas privadas; por el nivel social, el avance en la vida pública depende de la reputación y la capacidad, no estando permitido que las consideraciones de clase interfieran con el mérito. Tampoco la pobreza interfiere, puesto que si un hombre puede servir al Estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición”.  Y aquí, estamos, reivindicando aún lo mismo que se perseguía hace dos mil quinientos años, y que entonces fue posible y lo es ahora, porque existe el buen gobierno como existe el malo.

martes, 20 de junio de 2023

¿Hacemos un muro o un mundo mejor?

Hoy es el Día Internacional de las Personas Refugiadas. Quien tenga interés en conocer las cifras las puede encontrar fácilmente en Internet. A mí sólo me interesa recordar una: los 450.000 españoles que tuvieron que cruzar la frontera con Francia en 1939. Piénsenlo bien: casi medio millón de personas en un año, huyendo de la guerra y la represión del bando ganador. ¿Se imaginan a ese casi medio millón de personas entrando en España? ¿Cómo les recibiríamos? ¿A palos como, por ejemplo, en Libia o Melilla?,  ¿echándoles los perros y robándoles cuanto tienen, como en Bulgaria?, ¿a pedradas, como en Finlandia?, ¿a tiros, como en Turquía y Estados Unidos?, ¿violando a las mujeres, como en todas partes? España tiene un cupo: acoge a 1.200 refugiados cada año, así que necesitaría más de trescientos años para acoger a ese volumen de personas que en el 39 cruzó Los Pirineos. 

Es importante recordar y, en este caso, tampoco hace falta un gran esfuerzo de memoria, porque hablamos de nuestros padres o abuelos. Más del 20 por ciento de la población española tenemos más de sesenta años, lo que quiere decir que estábamos vivitos y coleando en los años 60, cuando más de siete millones de españoles abandonaron sus pueblos, dos millones de los cuales volvieron a cruzar la frontera hacia otros países europeos, esta vez buscando un medio de vida o de mejorar su vida.

Es importante para recuperar la empatía en estos tiempos de odios y bulos; preguntarse qué haría uno si viera pasar por su calle una hilera de tanques disparando; si viera caer una bomba en la casa de al lado; si derribara la puerta de su casa un grupo de matones armados; si fueran a buscar a tu hijo de diez años para convertirlo en soldado o asaltaran la escuela donde está tu hija para vender a las niñas a un prostíbulo. Parecen cosas lejanas, que no tienen nada que ver con nuestros problemas; pero está sucediendo cerca, en Ucrania; más cerca aún, en el norte de África, y nos sucedió a nosotros.

Refugio. Dice el diccionario que, en una primera acepción, significa asilo, acogida o amparo; en su segunda acepción, lugar adecuado para refugiarse. Me pregunto si hay algún refugio aún para los millones de personas que, a lo largo y ancho de este mundo pequeño e injusto, están huyendo; deben de estar también preguntándoselo ellos, aquellos a quienes el azar situó unos metros más allá de la línea debida.















sábado, 10 de junio de 2023

Entre bobos y bovinos

 Querido José Luis:

Mucho han cambiado las cosas y demasiado poco desde que, en los años 80, denunciaras la existencia de una partida de 500.000 kilos de carne procedente de vacas tuberculosas de Castilla y León que se estaba comercializando en carnicerías de toda España. Ese reportaje provocó el cierre de la frontera con Francia a la carne española y un escándalo a nivel nacional. Bien es cierto que, junto con los demás reportajes periodísticos que siguieron -la inexistencia de sistemas de tratamiento por calor en los mataderos leoneses, una red de mataderos ilegales, la venta indiscriminada de clembuterol y otras hormonas para el engorde artificial del ganado (que provocarían más de un millar de intoxicaciones en seres humanos en los cuatro años siguientes), la venta de comida caducada a colegios y hospitales o el fraude de las guías sanitarias- no llevaron a la dimisión de ningún político sino, en realidad, a tu silencioso despido y destierro, pero al menos se tomaron medidas y la gente señaló con su dedo acusador a los responsables: la Junta de Castilla y León y un montón de funcionarios y empresarios cuando menos negligentes (y/o corruptos).

Ahora vuelve a suceder, José Luis, y la Junta no se excusa o echa balones fuera sino que, sin el más mínimo pudor, defiende lo indefendible. Sencillamente, reconoce que hay vacas tuberculosas, que no les parece bien que se las impida pastar libremente para no extender la infección porque los intereses económicos están por encima de la salud y, de hecho, dicen, sin enrojecer, que se está exagerando la importancia de la salud de la gente. Al menos podrían hacerlo al estilo de Fraga en Palomares, comiéndose un jugoso filete de vaca tuberculosa, pero es que ni siquiera necesitan de gestos porque mucha gente está ahora dispuesta a comer, no sólo carne tuberculosa, sino palabras envenenadas, pseudo-argumentos demenciales, consignas irracionales, ideas tóxicas y todo tipo de brebajes ponzoñosos salidos de la boca y letra de políticos neofascistas y mediocres neorrancios


Estos políticos incumplen las leyes del país y las europeas, pero ya no llaman a eso delinquir, sino "plantar cara al status quo" y se llaman constitucionalistas, pero de la Constitución sólo les interesa la bandera; también son guerrilleros de Cristo Rey, pero abominan del Papa por rojo y, sí, vuelven a utilizar términos como "rojo" y "comunista" a modo de insultos a quienes no llegan ni a ligeramente socialdemócratas, pero, item más, llaman anticuados a los que reivindican la memoria de sus abuelos asesinados pero ellos recuperan la retórica de la Inquisición para condenar la ciencia o llamar brujas a las mujeres libres.

Te lo cuento porque ya estás más allá de estos terrenales disgustos y te lo debo tras pasar media vida denunciando el polvo en el que ahora estamos enlodados.



martes, 30 de mayo de 2023

Blue Monday

 

No se trata de que haya salido triunfador un partido que es el único que ha sido condenado por corrupción en su totalidad, como partido; no se trata de que haya de que haya triunfado un partido, Vox, neofascista y ultra; no se trata de que se vote mayoritariamente a una mujer que ha pasado de asesorar a un perro a ser asesorada por un tipo como Miguel Ángel Rodríguez, a pesar de su política durante la pandemia condenando a los ancianos a morir sin atención hospitalaria o dando negocios a su hermano y un largo etcétera… Todo eso es demasiado obvio. Es que también se ha votado mayoritariamente a la alcaldesa de Marbella, investigada por haber acumulado un patrimonio de más de quince millones de euros y un hijastro acusado de narcotráfico; o al alcalde de Orense, después de que se hicieran públicas unas grabaciones en las que alardea de cómo gestiona el dinero negro…

No es un fenómeno español, si bien aquí es legendaria la permisividad con la corrupción. El Instituto V-Dem de Suecia publicó un estudio detallado y exhaustivo sobre la salud de las democracias en las calificaba algunas de ellas como “autocracias electorales”; a saber, El Salvador, Turquía, Hungría o La India. Sobre este último país (1.400 millones de personas), la magnífica escritora y analista Arundathi Roy, alertaba hace poco del desmantelamiento sistemático de la democracia en su país y ya en 2009 se preguntaba “¿Hay vida después de la democracia? ¿Qué clase de vida será? ¿Qué pasa cuando ha quedado hueca y vaciada de significado? ¿Qué ocurre ahora que la democracia y el libre mercado se han fusionado en un único organismo depredador con una imaginación estrecha y limitada que gira casi exclusivamente en torno a la idea de maximizar el beneficio? ¿Es posible invertir este proceso? ¿Puede algo que ha mutado regresar a lo que solía ser?"

No tengo respuesta, claro, pero la metástasis es evidente cuando no sólo se abandona la lucha por la justicia social sino que ésta se ridiculiza; cuando la palabra libertad sólo se aplica a los fondos buitre, las compañías de seguros, las grandes empresas de alimentación o logística, en lugar de a las mujeres o los homosexuales; cuando el criminal es el que planta árboles y no el que los tala o cuando se recupera un lenguaje de Guerra Fría para utilizar la palabra “comunista” como insulto y dirigida a tímidos socialdemócratas que no hablan de nacionalizar la banca o colectivizar la tierra sino de subir el salario mínimo o limitar los precios de la energía. Hay metástasis y peligrosa cuando se clama por las ocupaciones de pisos olvidando que la burbuja inmobiliaria creada por la Ley del Suelo del PP dejó en el país más de un millón de viviendas acabadas y vacías y más de medio millón de familias desahuciadas en la calle; problema que el PP “solucionó” concediendo 74.000 millones de euros a los bancos, desmontando el Ministerio de Vivienda que Zapatero había creado para intentar poner contrapesos a la furibunda burbuja y reduciendo la inversión en vivienda pública de 1.500 millones a 450.

Dice la RAE en una de las acepciones de corrupción que es el “deterioro de valores, usos y costumbres”. Ciertamente, debe haber un deterioro masivo y profundo de los valores democráticos cuando la democracia se devora a sí misma.

viernes, 31 de marzo de 2023

Sístole y diástole: hipocresía y crueldad

 

En una sociedad en la que las mujeres todavía no contaban con ningún derecho, Sócrates mantenía que el aborto era “un derecho de las mujeres y los hombres no tenían voz en estos asuntos” y Epicteto, en el siglo II, dice que "es equivocado llamar estatua al cobre en estado de fusión y hombre al feto". En los antiguos textos romanos, egipcios, chinos, persas e indios se habla de métodos antiabortivos con naturalidad aunque, ciertamente, eran poco eficaces y/o peligrosos. Encontramos -aunque vagas- negativas alusiones al aborto en el Antiguo Testamento, en el marco de una sociedad en la que, por ejemplo, una viuda sin hijos era obligada a casarse con un hermano del marido fallecido para continuar la línea sucesoria, es decir, el valor que se le reconocía a una mujer era, exclusivamente, la maternidad.
Sin embargo, nada se dice del aborto en el Nuevo Testamento y prestigiosos teólogos como Agustín o Tomás de Aquino defendieron que un embrión no tiene alma. De hecho, no fue hasta mediados del siglo XIX (en 1869) cuando el Papa Clemente V determinó que los embriones poseen alma.

Pero poco han importado a la Iglesia los embriones. Su rechazo al aborto ha sido parte de su rechazo a la libertad sexual. En los Cánones Penitenciales se dictaban penitencias mucho más leves para el aborto e, incluso, el infanticidio, que para pecados como el hurto. No es un pecado contra la vida sino un pecado sexual, dado que, como señala la vigente Encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, “cada acto conyugal debe estar abierto a la procreación”. En definitiva, la Iglesia lo que condena es la libertad de la mujer y no su mero uso para producir herederos o mano de obra.

Sobre la opinión de la Iglesia Católica respecto a las mujeres y sus hijos no hay más que visitar la fosa con restos de 800 niños en uno de los muchos hogares para madres solteras en Irlanda, donde ellas eran recluidas como presas y esclavizadas como castigo a su inmoralidad; o ver los miles de casos que van aflorando sobre su participación en la venta de niños de esas madres pecaminosas a familias ricas. De otras confesiones religiosas… ya mejor ni hablar.

El lobby antiaborto mantiene la misma actitud, pero con el hipócrita manto del “sí a la vida”, de la defensa de los embriones y fetos o, como ellos gustan llamar, los no natos. Es la misma criminal indiferencia hacia las mujeres y hacia la infancia. Nada les importan las casi cincuenta mil mujeres que mueren cada año por tener que abortar sin las condiciones sanitarias adecuadas; nada, las adolescentes que mueren por las complicaciones de un embarazo o parto no deseado (es la segunda causa de muerte en el mundo entre las más de 16 millones de niñas entre 10 y 19 años que cada año dan a luz en el mundo tras un embarazo no deseado o producto de una violación); nada les importa que esas niñas se vean forzadas a tener que abandonar sus estudios, a truncar sus oportunidades de futuro, a ser víctimas del estigma social, a los graves daños físicos y, siempre, psicológicos, que acarrearán toda su vida.

Y, desde luego, nada les importan sus hijos, los sí natos.


¡Vale ya de mensajes sensibleros sobre el aborto! ¡Vale de chorradas como ofrecer ecografías y latidos a las mujeres que quieren abortar! ¡Vale ya de oponer a un derecho la objeción de conciencia por parte de médicos que, en su mayor parte, no buscan sino medrar en sus departamentos no significándose o contrariando a un jefe! A quienes eso proponen les importa una mierda si esos embriones acaban en una papelera o condenados a la miseria. Lo que les importa son ellas, las mujeres; concretamente, mantenerlas sojuzgadas, utilizarlas para sus fines.

Contaré una anécdota personal. Lamentablemente, conozco a varias personas de Vox y todas ellas, cuando les conté que mi hija iba a tener un bebé, me felicitaron con el mismo argumento: España necesita más niños, el problema demográfico es terrible, si no hay niños españoles vendrán de fuera a ocupar sus puestos. En definitiva, las mujeres son un instrumento para sus fines de limpieza étnica.

No es nada nuevo, claro; de hecho, es lo que han hecho siempre nazis, fascistas y demás calaña machista. China utilizó el aborto y los anticonceptivos para disminuir los nacimientos durante décadas y ahora, para acabar con la depresión demográfica, va a limitar el aborto. En Irán parece que también necesitan más población para proyectar una imagen de fuerza, así que se acabó la planificación familiar. En Perú, durante los años 90 se esterilizó a más de 200.000 mujeres. En Polonia se ha restringido aún más de lo que ya estaba el derecho al aborto y en Estados Unidos ya no es un derecho protegido por la Constitución.

Como ven, la cosa va y viene, a menudo por parte de los mismos poderes, las mismas ideologías. Porque el fin es siempre el mismo: utilizar a las mujeres para los fines que en cada momento convengan –como se ha hecho históricamente-, en lugar de reconocer de verdad sus derechos como seres humanos libres, con capacidad de decisión y autonomía para decidir sus vidas.

El aborto no sólo es un derecho humano, sino que forma parte del derecho a la salud, de los derechos económicos y sociales, del derecho a la igualdad. Utilizar las creencias religiosas, las políticas demográficas o la conciencia para contravenirlo no sólo es injusto e indigno: es, sobre todo, un acto de extrema crueldad contra las mujeres y contra la infancia.
Por cierto, el próximo 15 de abril habrá una manifestación en Valladolid contra la política al respecto del gobierno pepevox de la Junta de Castilla y León.