sábado, 10 de junio de 2023

Entre bobos y bovinos

 Querido José Luis:

Mucho han cambiado las cosas y demasiado poco desde que, en los años 80, denunciaras la existencia de una partida de 500.000 kilos de carne procedente de vacas tuberculosas de Castilla y León que se estaba comercializando en carnicerías de toda España. Ese reportaje provocó el cierre de la frontera con Francia a la carne española y un escándalo a nivel nacional. Bien es cierto que, junto con los demás reportajes periodísticos que siguieron -la inexistencia de sistemas de tratamiento por calor en los mataderos leoneses, una red de mataderos ilegales, la venta indiscriminada de clembuterol y otras hormonas para el engorde artificial del ganado (que provocarían más de un millar de intoxicaciones en seres humanos en los cuatro años siguientes), la venta de comida caducada a colegios y hospitales o el fraude de las guías sanitarias- no llevaron a la dimisión de ningún político sino, en realidad, a tu silencioso despido y destierro, pero al menos se tomaron medidas y la gente señaló con su dedo acusador a los responsables: la Junta de Castilla y León y un montón de funcionarios y empresarios cuando menos negligentes (y/o corruptos).

Ahora vuelve a suceder, José Luis, y la Junta no se excusa o echa balones fuera sino que, sin el más mínimo pudor, defiende lo indefendible. Sencillamente, reconoce que hay vacas tuberculosas, que no les parece bien que se las impida pastar libremente para no extender la infección porque los intereses económicos están por encima de la salud y, de hecho, dicen, sin enrojecer, que se está exagerando la importancia de la salud de la gente. Al menos podrían hacerlo al estilo de Fraga en Palomares, comiéndose un jugoso filete de vaca tuberculosa, pero es que ni siquiera necesitan de gestos porque mucha gente está ahora dispuesta a comer, no sólo carne tuberculosa, sino palabras envenenadas, pseudo-argumentos demenciales, consignas irracionales, ideas tóxicas y todo tipo de brebajes ponzoñosos salidos de la boca y letra de políticos neofascistas y mediocres neorrancios


Estos políticos incumplen las leyes del país y las europeas, pero ya no llaman a eso delinquir, sino "plantar cara al status quo" y se llaman constitucionalistas, pero de la Constitución sólo les interesa la bandera; también son guerrilleros de Cristo Rey, pero abominan del Papa por rojo y, sí, vuelven a utilizar términos como "rojo" y "comunista" a modo de insultos a quienes no llegan ni a ligeramente socialdemócratas, pero, item más, llaman anticuados a los que reivindican la memoria de sus abuelos asesinados pero ellos recuperan la retórica de la Inquisición para condenar la ciencia o llamar brujas a las mujeres libres.

Te lo cuento porque ya estás más allá de estos terrenales disgustos y te lo debo tras pasar media vida denunciando el polvo en el que ahora estamos enlodados.



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