martes, 20 de junio de 2023

¿Hacemos un muro o un mundo mejor?

Hoy es el Día Internacional de las Personas Refugiadas. Quien tenga interés en conocer las cifras las puede encontrar fácilmente en Internet. A mí sólo me interesa recordar una: los 450.000 españoles que tuvieron que cruzar la frontera con Francia en 1939. Piénsenlo bien: casi medio millón de personas en un año, huyendo de la guerra y la represión del bando ganador. ¿Se imaginan a ese casi medio millón de personas entrando en España? ¿Cómo les recibiríamos? ¿A palos como, por ejemplo, en Libia o Melilla?,  ¿echándoles los perros y robándoles cuanto tienen, como en Bulgaria?, ¿a pedradas, como en Finlandia?, ¿a tiros, como en Turquía y Estados Unidos?, ¿violando a las mujeres, como en todas partes? España tiene un cupo: acoge a 1.200 refugiados cada año, así que necesitaría más de trescientos años para acoger a ese volumen de personas que en el 39 cruzó Los Pirineos. 

Es importante recordar y, en este caso, tampoco hace falta un gran esfuerzo de memoria, porque hablamos de nuestros padres o abuelos. Más del 20 por ciento de la población española tenemos más de sesenta años, lo que quiere decir que estábamos vivitos y coleando en los años 60, cuando más de siete millones de españoles abandonaron sus pueblos, dos millones de los cuales volvieron a cruzar la frontera hacia otros países europeos, esta vez buscando un medio de vida o de mejorar su vida.

Es importante para recuperar la empatía en estos tiempos de odios y bulos; preguntarse qué haría uno si viera pasar por su calle una hilera de tanques disparando; si viera caer una bomba en la casa de al lado; si derribara la puerta de su casa un grupo de matones armados; si fueran a buscar a tu hijo de diez años para convertirlo en soldado o asaltaran la escuela donde está tu hija para vender a las niñas a un prostíbulo. Parecen cosas lejanas, que no tienen nada que ver con nuestros problemas; pero está sucediendo cerca, en Ucrania; más cerca aún, en el norte de África, y nos sucedió a nosotros.

Refugio. Dice el diccionario que, en una primera acepción, significa asilo, acogida o amparo; en su segunda acepción, lugar adecuado para refugiarse. Me pregunto si hay algún refugio aún para los millones de personas que, a lo largo y ancho de este mundo pequeño e injusto, están huyendo; deben de estar también preguntándoselo ellos, aquellos a quienes el azar situó unos metros más allá de la línea debida.















No hay comentarios:

Publicar un comentario