sábado, 20 de enero de 2018

¡Feliz cumpleaños!


Por fin, un día de fiesta.
Hoy salgo de la húmeda gruta
en la que paso mis noches
añorando el calor de tus muslos,
del hueco de tu cabeza en la almohada
mojada de perfume y sal
en la que me hundo hasta perder el aliento;
salgo del infierno de un cielo siempre en ocaso,
de ese añorar la primavera en invierno
y el invierno, en el verano;
salgo de la grieta oscura en la que me ovillo,
con los dedos rotos, con la boca reseca.
Salgo de los escombros de mi vida
y la reconstruyo fugazmente.
Porque hoy es un día de fiesta.
Hoy lloro, sí,
en un paréntesis entre la noche y el día
que me apropio en esta soledad
que ya no es sino tu ausencia:
escucho a Mike Oldfield y esparzo
tus cenizas sobre mi alma.
Pero luego, 
luego arderé con otros acordes
de risas, de bailes, bullicio
dulce y copas alzadas en tu honor
para brindar por que viviste,
por que nacieras como un manantial,
abriendo un año y la puerta
que crucé en tus brazos.
Brindo por todos los besos que me diste,
por todo lo que aprendí.

La primera lección, en mi primer hogar: bondad. 
La segunda, en el tuyo: amor; la tercera, sin ti: hay un final.
Celebro tu vida y mi vida vivida en ti.


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