en la nube, el pájaro, la música, el sol
en el balcón, la onda en el agua...
Sé que estás aquí
pero sigo buscándote.
Me visto tu ropa, duermo con tu colonia
impregnando la almohada,
releo tus cartas y lamo tus cenizas.
Y todo me sabe a poco,
veintiún gramos no bastan a quien
lo tuvo todo.
Así que sé que estás aquí y yo te busco.
Busco tu vello en el aspirador,
busco tu aliento en el espejo,
tu mano en mi espalda,
tu calor en mis pies, busco
tu pelo en el peine y tu sudor
en mi boca,
busco una escama de tu piel,
una uña rota
por los rincones de la casa,
busco
la pelusilla que encontraba en tu ombligo,
el sonido de la llave en la puerta, de tus pasos
y tus ronquidos,
tu saliva en la taza, el polvo atrapado
en la suela de tus zapatos,
la humedad de tu piel bajo la bata,
la mancha que dejaste
en la pared, tu sombra
en cada sombra dibujada.
Miro la vida como un estereograma,
guiñando los ojos, mirando al fondo y más allá
para que la vida
recobre tu forma.
Y voy dejando un caminito de lágrimas
para no perderte.
Me encanta como escribes, eres perfecta, mi ejemplo a seguir.
ResponderEliminarSólo puede decir algo así quien posee humildad en dosis que sólo he conocido en los genios. Gracias es una palabra que se me queda pequeña en este caso, pero... gracias.
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