viernes, 5 de octubre de 2018

La herencia



Ya no soy yo. En el otoño de mi edad,
cuando soy más yo misma y menos ya de todo,
soy tú.
No te fuiste al cielo ni al Más Allá,
sino al Más Adentro.
Te metiste en mí. Sí, te llevo dentro
en una ocupación que no es metáfora.
Tengo en mí tu amor intacto, tu juicioso
y laborioso hacer, tus inquietudes y tu celo.
También tu pena, tus amargas decepciones,
tu siempre insatisfecho corazón.
Tu coraje y tu miedo.
Tu soledad en el bullicio de una vida derramada.
Ya no tengo que preguntar ni preguntarme
para aprender y comprenderte: sólo cerrar los ojos.
Y no espero
sino seguir dehilachándonos juntas y reconsiéndonos
y volver a deshacernos hasta cruzar,
juntas,
el umbral al polvo
y la brisa entre los alisos.



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