viernes, 16 de octubre de 2009

Periodismo de futuro

Dice el protagonista de "El primer siglo después de Béatrice" (Amin Maalouf), de profesión entomólogo, dirigiéndose a su mujer, periodista:
"Mi profesión me permite leer en la larva la imagen de la mariposa, o del escarabajo, o de la migala. Miro el presente y veo la imagen del futuro. ¿No es maravilloso?
¿Y dónde reside la pasión el periodista? ¿Sólo en la observación de las mariposas humanas, de las migalas humanas, de sus cacerías y de sus amores? No. Tu profesión se hace sublime, inigualable, cuando te permite leer en el presente la imagen del futuro, ya que todo el futuro se encuentra en el presente, pero enmascarado, codificado, en un orden disperso. ¿No tengo razón cuando digo que somos casi colegas?". 
Es éste libro, que recientemente he releído, el que me indujo al nombre del blog, parafraseando la asociación que crea la trama para alertar al mundo sobre la selección del sexo en los fetos en detrimento de las niñas y los terribles problemas sociales que esta desigualdad demográfica creará en el futuro. Esa asociación se llamó "La Red de los Sensatos"; yo he sustituido "sensatos" por "cabales" porque me encanta la sonoridad de esta palabra y su senstido (cabal. De cabo, extremo.1. adj. Ajustado a peso o medida. 2. adj. Dicho de una cosa: Que cabe a cada uno. 3. adj. Excelente en su clase. 4. adj. Completo, exacto, perfecto. Al caba1. loc. adv. ant. cabalmente. No estar alguien en sus cabales. loc. verb. estar fuera de juicio. Por su cabal. loc. adv. ant. Con mucho empeño, con mucho ahínco, poniendo uno cuanto está de su parte. Por sus cabales. loc. adv. cabalmente. 2. loc. adv. Por su justo precio. 3. loc. adv. Por el orden regular); y he sustituido Red por Club por su encaje fonético con cabal.
Respecto a la cita en si, resume perfectamente mi percepción de lo que ha de ser la prensa: no tanto quien ofrece la noticia inmediata, labor que ya realizan la radio e Internet, ni tan siquiera el análisis sino, dando un paso más allá, el análisis del futuro, de las razones y consecuencias de lo que sucede.
Y, de paso, recojo otras citas de este libro que me parecen especialmente lúcidas:

"¿No es la paradoja de nuestra cultura que al convertirse en dueña del espacio se haya hecho esclava del tiempo?".
"Hablo de las ideas fantasmas, con tantas garras e igualmente sanguinolentas; te las encontrarás en todas las edades de tu vida y no podrás matarlas porque están ya muertas".
"Una mirada sin indiferencia, pero sin deferencia".
"Los dramas son a la Historia lo que las palabras son al pensamiento: nunca se sabe si la forman o si se limitan a reflejarla".
"Impotentes contra la lepra, nos volvemos contra los leprosos y erigimos muros de cuarentena. Prudencia secular, secular locura".
"Impotentes contra la lepra, nos volvemos contra los leprosos y erigimos muros de cuarentena. Prudencia secular, secular locura".

Incluyo la portada del segundo número de la revista Proyecto Futuro, con mi recomendación de leerla y mis felicidades a su alma y promotor, Javier Seisdedos, quien la presenta así:  

La publicación ahonda sobre la vertebración de la montaña central y oriental leonesa para hacer de sus recursos naturales su modo de vida. Proyecto Futuro da un paso más en el intento de convertirse en voz de los sin voz, en una plataforma en la que ya tienen cabida todas las personas con sueños e ideales que suscriben la creencia de hacer de este planeta un mundo mejor. Ahora somos más gracias al principio de UNIDAD. Los valores de La Carta de la Tierra abanderan más que nunca este proyecto. Defenderemos su contenido y seremos fieles a su premisa de construcción de un nuevo planeta, al tiempo que continuamos haciendo una oda al periodismo que inspiró esta profesión lejos de los despachos, en el caminar por las calles y por los pueblos de esta bella tierra.



Quién soy yo

Mi primer recuerdo es la silueta de mi madre subida a una silla para colgar una cortina e  inundada por la luz que entraba por el balcón. Yo la veía desde la cuna, en una casona en la Plaza Mayor de Olmedo, lugar en el que nací hace 49 años.
Hoy, esa imagen la asocio a la de las madres biológicas de mis hijas: prefiero imaginarlas así, ocultas por la luz, que mendigando en alguna calle de La India.
Me interesan, desde siempre, los niños, los débiles, los doloridos, los animales... además de la literatura (mi vocación eterna y eternamente frustrada y frustrante), el arte, la política, la música, la naturaleza, la amistad, mi familia, las piedras, el universo, la tecnología, la filosofía y algunas cosas más.
Me llamo Esther y mi nombre (estrella) encaja perfectamente con el de mis hijas: Hiral (brillante) y Rayani (noche), lo que me recuerda que las casualidades me apasionan.
Además, realmente debo tener una buena estrella como guía (quizá un ángel de la guarda pues, en el fondo, me pasa como a mi amado y recordado Vela Zanetti, quien me decía que no creía en Dios, pero sí en los ángeles), ya que siempre he sido afortunada: nací contra todo pronóstico, ni en los buenos ni en los malos tiempos me ha faltado nunca el amor; encontré sin buscarlo al  hombre que hace que haya sentido algún momento feliz cada uno de los aproximadamente 7.300 días que llevo conviviendo con él; fascinada por la idea de que un ser ajeno y necesitado pudiera convertirse en la parte más íntima y necesaria de mí misma, decidí procrear mediante la adopción, y mi estrella me llevó a Oriente para encontrar el sentido de mi vida en dos criaturas que me han enseñado que la magia, sí, existe.
Ellas, por algún misterioso pliegue, no sé si del tiempo o del espacio, me han devuelto, además, a mi padre, en forma de amado y amable recuerdo, en lugar del doloroso vacío de su muerte, hace ya treinta años.
Fue puramente casual que aterrizara en una profesión que jamás pensé tener y que, desde el primer momento, me encantó. Y también por casualidad y sin mérito he estado siempre en vanguardia, yendo incluso por delante de mi misma (hacía campañas a favor del aborto cuando aún no sabía cómo, exactamente, se plantaba la semillita para que nacieran niños) y cometiendo errores (en mi adolescencia fui maoista por desinformación y leonesista por romanticismo), en los que no he persistido, pues un agudo sentido crítico me lleva a la reconsideración de cada idea propia y cada argumento ajeno y, en suma, me gusta siempre encontrar el matiz de las cosas, del modo en que me gustan las excepciones a las reglas o las ovejas negras.
En todo lo hasta ahora expuesto no he cambiado desde que tengo recuerdo, pero el tiempo me ha hecho más abierta, vital, llorona, razonable, cobarde y perezosa.
Me acerco a los 50 y temo que el medio siglo, después de tantos años hablando (en Radio Nacional) y escribiendo (en numerosas revistas y en periódicos como los dos de León, Diario 16 Burgos y Tribuna de Salamanca, o desde el Gabinete de Alcaldía del Gobierno Cívico de Villaquilambre), me sorprenderá en el paro, así que hoy he decidido que, al menos, no me pille callada. Por eso abro este blog en el que lanzaré al ciberespacio mis opiniones y, sobre todo, mis reivindicaciones, en muy diferentes ámbitos, con la esperanza de encontrar un eco pero, cuando menos, escuchar el propio eco de mi voz.