domingo, 10 de noviembre de 2019

¡Independecia de Cataluña, ya!


Aún quedan unas horas. Aún estamos a tiempo. Señor Sánchez, ni lo dude: haga lo necesario para que Cataluña se convierta ya en la República Catalana que tantos ansían.

No, no hay fundamento, lo sé: no hay derecho de autodeterminación de un territorio que no ha sido nunca ni es una colonia (lo dice la ONU, no las "corruptas y malintencionadas" instituciones españolas); no está Cataluña en ninguno de los supuestos de "anexión por conquista", "dominación extranjera", "ocupación" o "violanción masiva y flagrante", digan lo que digan los libros de texto catalanes. ¡Pero qué más da! Dejemos que Cataluña se convierta en lo que Puigdemont y adláteres desean: un pequeño país que repartirse entre una burguesía neoliberal que pueda hacer sus propias leyes para llevar a cabo sus negocios con las manos totalmente libres. 

Cataluña podría entonces ser la Suiza de la que Artur Mass ha hablado en alguna ocasión: un país sin trabas financieras para que los Pujol y seguidores puedan seguir enriqueciéndose, gobernado a base de referendums (el arma del fascismo) para aprobar sus xenófobas leyes y donde fluya el dinero negro de toda la basura mundial. Aunque, en mi opinión, es probable que, en vez de una nueva Suiza tengan una nueva Grecia, hundida por la fuga de empresas, la deuda y el desgobierno. De todos modos, será interesante ver a todos esos jóvenes de izquierda, que lo han dado todo, quedar perplejos por el resultado de su lucha y comprender, al fin, que la causa nacionalista nunca ha sido ni será una causa de izquierda.

Pero, sobre todo, el resto del país se quitará de encima la amenaza creciente de la ultraderecha, nacida -y en monstruoso crecimiento- al calor del nacionalismo español como respuesta al nacionalismo catalán. Démosles lo que quieren, su pequeño paraíso (fiscal) y cortemos el camino (hacia atrás) al que nos aboca esta panda de zombis de Vox que sale de las tumbas del Medievo y la dictadura.




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