lunes, 27 de junio de 2016

La embestida electoral


¿Por qué la gente ha votado mayoritariamente al PP? Para evitar el avance de una nueva derecha y el triunfo de la izquierda unida. ¿Por qué han votado al PSOE quienes ya no pensaban hacerlo? Para que no gane Unidos Podemos. ¿Por qué los comunistas no han votado a su propio partido? Para que no se lleven el mérito sus socios. En suma, ¿qué motiva el voto de muchos, quizá la mayor parte de la ciudadanía? ¡Que se jodan los otros!
Es lo único que puede explicar que la derecha vote al PP a sabiendas de que es un partido intrínseca y masivamente corrupto y que la izquierda haya votado al PSOE a sabiendas de que no está a la izquierda de nada.
Es habitual escuchar eso de "no estoy del todo de acuerdo con ningún partido"; poca gente lee los programas electorales, pero se distancia de la opción política más cercana a sus ideas porque disiente en tal o cual aspecto que ha oído en boca de sus líderes a través de la radio o la televisión, como si un partido político tuviera que ser su "alter ego", como si al votar estuviera eligiendo pareja para compartir su vida. También es frecuente escuchar lo de "no me cae bien ningún líder", como si la empatía fuera una condición necesaria en un político. Así las cosas, da la impresión de que nadie vota para que uno u otro partido ponga en marcha un programa político; no se trata de dar el poder a alguien sino de quitárselo al que peor te caiga.
No quiero caer en el fácil diagnóstico de que la mayor parte de los españoles han votado al PP porque somos una panda de imbéciles, corruptos o ignorantes; no quiero dar la razón a quien dijo (no sé quién fue) que a un español se le distingue porque habla mal de España. Pero sí creo que el resultado electoral tiene mucho que ver con algunos de nuestros peores defectos, como la escasa curiosidad intelectual que hace que se tomen decisiones con criterios muy poco racionales, y la rabia o "mala leche" que, si ya suele venirnos en los genes, la crisis económica no ha hecho sino acrecentar y, a la postre, conlleva un voto a la contra, convirtiendo el hecho electoral en una oportunidad de desquite.
Ya lo dijo Machado, "en España, de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten".