sábado, 31 de octubre de 2009

Incultura tradicional

Cuando era joven (más joven, quiero decir), la palabra tradición estaba maldita, evocaba lo inmovilista, lo reaccionario, lo anquilosado. Luego, durante la formación de la España de las autonomías, de pronto lo tradicional se puso de moda, y los tipos más progres se dedicaron a cantar jotas y a interrogar a los viejos de los pueblos al rescate de cualquier tradición, incluidas las más sádicas. La tendencia sigue siendo la misma e, incluso, yo creo que ha llegado al paroxismo, aunque ahora se haya sustituido la palabra tradición por la más bonita y mucho más ambigua cultura o por el absurdo e inventado concepto de lo étnico.


La polémica de las niñas musulmanas que van al colegio con la cabeza cubierta por un pañuelo lo dejó muy patente, cuando las organizaciones de izquierda defendieron esa actitud como una forma de respeto a las tradiciones ajenas, lo que, llevado al límite, es como defender el burka, pues lo que, con menos tela, tapa el pañuelo, es lo mismo que lo que tapa el burka: una tradición, efectivamente, la del machismo. En esa época invité a dar una conferencia en Sierra Pambley al presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes, un tipo muy interesante, progresista y poco o nada musulmán. Me defendió el pañuelo alegando que era algo como un traje típico, en fin, como ir de lagarterana, pero no supo contestarme cuando le pregunté por qué los hombres marroquíes que viven en España no llevan jamás con chilaba o babuchas.



En una ocasión oí a una procuradora regional de Izquierda Unida denostar en una mesa redonda la adopción internacional porque, dijo, "es arrancar a una persona de su cultura". Sé que no fue un arrebato de locura de esa mujer, sino una mentalidad bastante extendida. Yo todavía no había adoptado a mis hijas, pero pensé, horrorizada, cómo le explicaría eso a una niña sin familia, condenada a abandonar el cobijo del orfanato a los ocho o diez años y a mendigar, prostituirse o, en el mejor de los casos, conseguir ser la esclava de un hombre por la vía del matrimonio.
¿Es parte de la cultura tradicional la ablación del clítoris, la tortura a los animales o las mujeres-jirafa?

           No tengo nada en contra de las canciones,      romances, bailes o trajes tradicionales; de hecho, me gustan, pero, decididamente, soy partidaria de la mezcla de culturas más que de su preservación, y creo que hay tradiciones, propias y ajenas, que es necesario borrar para siempre, porque son reflejo de lo que somos y siempre hemos sido: una especie con tanta capacidad para la creatividad, el ingenio y la solidaridad, como para la crueldad más brutal o refinada.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Las madres, ¡al hoyo!

Bambi se queda sin madre, en una escena que a más de a uno nos ha dejado traumatizados de por vida, y a partir de ahí el cervatillo crece, madura, se aparea, establece una relación provechosa con su padre... en fin, que da la impresión de que la orfandad le vino estupendamente. Lo mismo le pasa al zorrito de Tod y Toby, a la protagonista de La isla de Nim, a la de Volando libre, a Nemo (Buscando a Nemo)... Si hay un personaje difícil de encontrar en una historia infantil es la madre del "prota", ya sea en los cuentos clásicos (Cenicienta, Blancanieves, Hánsel y Grétel, La sirenita, La Bella y la Bestia...), en los cuentos y películas no tan clásicos (Anni, El libro de la selva, Sonrisas y lágrimas...) o las más recientes (Lilo y Stitch, La Edad de Hielo, Cásper, El oso, Dos hermanos, La princesita, La niñera mágica...), en algunas de las cuales, eso es verdad, tampoco hay padre.
En menor medida, existe la variante en la que la madre existe... pero mejor que no existiera, que yo creo que es una revisión del clásico papel de la madrastra, como la madre pendona de Arthur y los Minimoys, o la de Robots. Ésta última es el "sumum". Os resumo por si no habéis visto la película, que empieza con el emocionado padre (sí, el padre) llevando a casa en una caja las piezas con las que él mismo montará a su hijo, de modo que le arrebata a la madre incluso la función de procrear. Continúa con los consejos del padre y el viaje que el robot emprende, gracias al permiso paterno y a pesar de la resistencia materna, para perseguir su sueño y bla, bla, bla; y termina con el hijo haciendo su sueño realidad y consiguiendo, de paso, que su padre haga realidad el suyo (la madre, obviamente, no tenía sueño alguno o nadie la preguntó).


En una interpretación benévola, pudiera pensarse que se prescinde de las madres para que los protagonistas puedan meterse en líos y, por tanto, para que haya historia. Pero si es así, escritores y guionistas dan por hecho que el papel de una madre se limita a la protección (de todo mal y de todo bien) y, puesto que "bien está lo que bien acaba", cabe pensar que bajo el amparo materno nunca llegarían a donde, final y felizmente, llegaron. En una interpretación aún peor, me pregunto si escritores y guionistas son, mayormente, misógenos, a causa de una madre castrante o un divorcio traumático.
No sé... pero el fenómeno es tan llamativo que algún motivo tendrá. Desde luego, mi hija mayor, cada vez que vamos a ver una película, me pide que deje de fumar y me prohibe morirme... ¡y eso ya antes de que la película comience!


 

jueves, 22 de octubre de 2009

Gaitas Gamadas

Oigo el anuncio de un "campiunatu" de bandas de gaitas que convoca el inefable concejal leonesista Abel Pardo, concejal de "incultura leonesa" o de "incultura general", si se juzga por el contenido de su magna obra: la polémica Llionpedia.
El campeonato me recuerda el primer escándalo en la gestión de este tipo (aunque su repercusión fue, en mi opinión, demasiado llimitada) al decidir, de forma totalmente arbitraria, que la dulzaina que todos los leoneses y nuestros progenitores hemos oído en cualquier fiesta popular acompañada del tamboril, es un instrumento castellano, en tanto que la gaita es leonesa, de modo que suprimió los cursos de dulzaina de la Escuela Municipal de Música para sustituirlos por los de gaita.
Esa forma chusca de tocarnos la gaita a los leoneses no fue sino la confirmación de la sospecha de que la pretensión de este personaje al crear la Concejalía de Cultura leonesa era, en realidad, la de crear la propia cultura leonesa, inventársela cual padre de la nación leonesa, que es, seguramente, el título que persigue.
Después vino la obsesión por difundir el "lliunés", lengua que, en buena parte, también se han inventado él y sus amigos, para culminar en la Llionpedia, un instrumento para difundir la lengua leonesa y, de paso, la ideología nazi.

Me fascina esta relación, pero no me sorprende. Recuerdo cuando la izquierda se definía como "internacionalista", un concepto que era algo así como la versión laica de la fraternidad universal, mientras la derecha era nacionalista, ultranacionalista o nacionalsocialista. En el fondo, creo que eso sigue siendo así. El nacionalismo es la exaltación de la diferencia (no el respeto), de lo particular, de lo propio, frente a todo lo demás.
Desde el respeto a todas las lenguas, como parte del patrimonio histórico y cultural (incluidas las extintas, como el latín, el griego clásico o el romance), es obvio que la lengua no tiene otro sentido que facilitar la comunicación y, por ende, me resulta absurdo que se promueva una lengua local que ya nadie utiliza, que no ha legado literatura escrita y que, en el mejor de los casos, serviría para una comunicación más que limitada, porque nadie la estudiaría fuera de León.
Detesto las exaltaciones tanto como valoro el respeto; es la diferencia entre que a una le gusten las palabras y expresiones locales (mi madre utiliza muchas y son fascinantes por lo onomatopéyicas que resultan: estrascamundiao, por ejemplo, no me digáis que no es precioso pare describir algo lejano o perdido) y que se empeñe en resucitar a un muerto sólo porque es nuestro; o que a una le guste la música de gaita (sobre todo si es mi hermano el que la toca) y que la promueva como algo valioso sólo porque es, presuntamente, algo propio, frente a otro instrumento presuntamente ajeno.
Pero lo que más me alucina es estos momentos es que ese peligroso concejal, que ya ni siquiera es apoyado por su partido, siga contando con el apoyo del alcalde, supuestamente socialista. 


¡C
E
S
E


Y
A!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Que vuelvan las Labores del Hogar

Recientemente leí un reportaje sobre los adolescentes del que se desprendía que siguen teniendo modelos rotundamente sexistas (chicos muy machos y chicas muy femeninas) y asumen roles muy distintos. Sólo en una cosa se han igualdado: en el trabajo del hogar. Así, antes las chicas ayudábamos en las tareas de la casa, pero los chicos no o, al menos, en muy distinta proporción. Ahora, sencillamente, ni ellos ni ellas dan un palo al agua en la casa (me refiero a los adolescentes, claro, no a las madres). Es la típica igualdad por abajo, en lugar de por arriba.
Saber coser, lavar, planchar, limpiar, cocinar, cuidar de un bebé, hacer las camas o tener las necesarias nociones de dietética, así como saber colgar una lámpara, pintar o empapelar una pared, arreglar una persiana o poner una bisagra, son, sencillamente, parte de una asignatura que podría llamarse "Supervivencia" y que es igualmente necesaria para chicos y chicas.
Ciertamente, cuando una pareja convive (pareja hetero u homo, y tanto con una relación íntima como amistosa), pueden compartir o repartir las tareas como mejor les convenga, pero las familias, afortunadamente, son cada vez más diversas, y cada vez más frecuentes los grupos o las personas solitarias. En todos los casos, me parece importantísimo que una persona sepa manejar su vida cotidiana.
Por otra parte, que todos/todas sean capaces de hacer las mismas tareas, no sólo les habilita para no tener que depender de otra persona sino que, además, iguala las capacidades.
En conclusión, propongo (y pido adeptos a la causa) que se devuelva al colegio la asignatura de Labores del Hogar, bien entendido que, con contenidos más amplios y, por supuesto, para niños y niñas; y, dado su carácter pedagógico no sexista, desde Primaria.
Y, puesta a pedir, ésta podría ser la asignatura que sustituyera a la Religión cuando algún Gobierno se decida a excluirla de un ámbito tan poco adecuado como los centos de formación y confinarla a su espacio natural: las iglesias.


martes, 20 de octubre de 2009

El alcalde de León y el Capitán Tan



"En mis viajes a lo largo y ancho de este mundo...", solía decir el Capitán Tan al comienzo de sus peroratas, que nadie permitía que continuaran. El alcalde de León, Francisco Fernández, va a terminar igual. Amigos, hijos y niegos huirán con gesto de hastía cuando quiera contarles lo de que vio a Jesucristo pasear por Nueva York o cualquier otra anécdota de sus futuras andanzas por Chicago, Sidney o Londres, que los tres destinos para los que ya prepara maletas.
Un alcalde "viajado" es una buena cosa, en mi opinión. En países que nos llevan la delantera como sociedades del bienestar hay, sin duda, buenas ideas en marcha, tanto en arquitectura y urganismo sostenibles como en utilización racional de recursos, limpieza vial, participación ciudadana o cultura, y sería interesante estudiar su aplicación en León. Pero, para empezar, sería mejor que el alcalde nos hubiera llegado "viajado" de casa, es decir, que lo hubieran ofrecido a los electores con ese bagaje; y, en segundo lugar, ante una situación de crisis y, por tanto, de imperiosa necesidad de recorgar gastos, los viajes bien se pueden paliar con lecturas.
Internet, por ejemplo, ofrece grandes posibilidades de información sobre y y un proyectos o experiencias novedosos que, si en un momento dado, requieren culminar en un viaje, seguro que bastaría con el desplazamiento del político del área y un técnico, sin necesidad de amigos, secretarias o periodistas en animada compaña.
Pero no sé por qué hablo de iniciativas de interés si, ahora que me acuerdo, el alcalde y su corte no fueron a Nueva York (que, al menos el alcalde, acababa de visitar invitado por Caja España), sino para atraer turistas, concretamente "turistas de alto standing", es decir, los ya aburridos de veranear en Bora Bora o las Sheychelles.
Pues espero que alguien los cuente, cuando lleguen, calcule el dinero que van a dejar en el Hostal de San Marcos, cafeterías y tiendas de souvernirs, y deduzca el gasto que ha costado la excursión a Nueva York, porque, francamente, dudo que el beneficio que puedan tener hosteleros y comerciantes (si llegara a existir) compense el gasto ciudadano.
Quizá sea injusta. Quizá el viaje vaya a resultar rentable de algún modo pero, por favor, hágannoslo saber, exponiendo con la absoluta transparencia que cabe exigir a un Ayuntamiento, los beneficios recibidos y el dinero público (hasta el último céntimo) gastado... y de forma bien detallada, por favor, que si el común de los leoneses no podemos permitirnos semejante viaje, al menos merecemos saber a quiénes hemos invitsdo, a cuánto asciende nuestra generosidad y qué regalos nos traen.
Y, mientras tanto, ¡CESE YA A CAÍN PARDO!

viernes, 16 de octubre de 2009

La Disney roba la infancia a los/as niños/as


Recientemente leí un reportaje que corroboró mi sospecha de que, por motivos puramente comerciales, las multinacionales de entretenimiento, especialmente la omnipresente y omnipotente Disney, han decidido agrupar al público de 7 a 15 años (aproximadamente) ofreciéndoles los mismos productos. Es algo bien constatable en la programación televisiva, así como en todo el marketing asociado: los niños pasan directamente de la Abeja Maya a Hanna Montana, con un vacío tremendo en lo que podríamos llamar "la infancia de los niños mayores", que, desde luego, no son adolescentes ni preadolescentes, pero que, en la práctica, terminan siéndolo. De modo que nos encontramos, por  mor de meros intereses comerciales, con que nuestros/as hijos/as, con 8 ó 9 años, ya hablan y se comportan como adolescentes, sencillamente por los programas que ven los tienen como protagonistas y, por tanto, como modelos. Teniendo en cuenta que, por otra parte y por distintos motivos, la adolescencia cada vez termina más tarde, estasmo consintiendo que se prolongue de forma exagerada y artificial la etapa más difícil y peligrosa de nuestros hijos. Creo que urge un gran debate nacional sobre éste y otros asuntos: la televisión, la educación en los colegios, la creciente falta de compromiso de los profesores, la necesidad de coordinar a los agentes educativos, el botellón, el creciente sexismo de los juguetes, la alimentación, etcétera. Hay que debatir estos asuntos entre todos y hacer que el Gobierno se involucre y tome medidas, no sólo en el ámbito público sino también en el privado.

Periodismo de futuro

Dice el protagonista de "El primer siglo después de Béatrice" (Amin Maalouf), de profesión entomólogo, dirigiéndose a su mujer, periodista:
"Mi profesión me permite leer en la larva la imagen de la mariposa, o del escarabajo, o de la migala. Miro el presente y veo la imagen del futuro. ¿No es maravilloso?
¿Y dónde reside la pasión el periodista? ¿Sólo en la observación de las mariposas humanas, de las migalas humanas, de sus cacerías y de sus amores? No. Tu profesión se hace sublime, inigualable, cuando te permite leer en el presente la imagen del futuro, ya que todo el futuro se encuentra en el presente, pero enmascarado, codificado, en un orden disperso. ¿No tengo razón cuando digo que somos casi colegas?". 
Es éste libro, que recientemente he releído, el que me indujo al nombre del blog, parafraseando la asociación que crea la trama para alertar al mundo sobre la selección del sexo en los fetos en detrimento de las niñas y los terribles problemas sociales que esta desigualdad demográfica creará en el futuro. Esa asociación se llamó "La Red de los Sensatos"; yo he sustituido "sensatos" por "cabales" porque me encanta la sonoridad de esta palabra y su senstido (cabal. De cabo, extremo.1. adj. Ajustado a peso o medida. 2. adj. Dicho de una cosa: Que cabe a cada uno. 3. adj. Excelente en su clase. 4. adj. Completo, exacto, perfecto. Al caba1. loc. adv. ant. cabalmente. No estar alguien en sus cabales. loc. verb. estar fuera de juicio. Por su cabal. loc. adv. ant. Con mucho empeño, con mucho ahínco, poniendo uno cuanto está de su parte. Por sus cabales. loc. adv. cabalmente. 2. loc. adv. Por su justo precio. 3. loc. adv. Por el orden regular); y he sustituido Red por Club por su encaje fonético con cabal.
Respecto a la cita en si, resume perfectamente mi percepción de lo que ha de ser la prensa: no tanto quien ofrece la noticia inmediata, labor que ya realizan la radio e Internet, ni tan siquiera el análisis sino, dando un paso más allá, el análisis del futuro, de las razones y consecuencias de lo que sucede.
Y, de paso, recojo otras citas de este libro que me parecen especialmente lúcidas:

"¿No es la paradoja de nuestra cultura que al convertirse en dueña del espacio se haya hecho esclava del tiempo?".
"Hablo de las ideas fantasmas, con tantas garras e igualmente sanguinolentas; te las encontrarás en todas las edades de tu vida y no podrás matarlas porque están ya muertas".
"Una mirada sin indiferencia, pero sin deferencia".
"Los dramas son a la Historia lo que las palabras son al pensamiento: nunca se sabe si la forman o si se limitan a reflejarla".
"Impotentes contra la lepra, nos volvemos contra los leprosos y erigimos muros de cuarentena. Prudencia secular, secular locura".
"Impotentes contra la lepra, nos volvemos contra los leprosos y erigimos muros de cuarentena. Prudencia secular, secular locura".

Incluyo la portada del segundo número de la revista Proyecto Futuro, con mi recomendación de leerla y mis felicidades a su alma y promotor, Javier Seisdedos, quien la presenta así:  

La publicación ahonda sobre la vertebración de la montaña central y oriental leonesa para hacer de sus recursos naturales su modo de vida. Proyecto Futuro da un paso más en el intento de convertirse en voz de los sin voz, en una plataforma en la que ya tienen cabida todas las personas con sueños e ideales que suscriben la creencia de hacer de este planeta un mundo mejor. Ahora somos más gracias al principio de UNIDAD. Los valores de La Carta de la Tierra abanderan más que nunca este proyecto. Defenderemos su contenido y seremos fieles a su premisa de construcción de un nuevo planeta, al tiempo que continuamos haciendo una oda al periodismo que inspiró esta profesión lejos de los despachos, en el caminar por las calles y por los pueblos de esta bella tierra.



Quién soy yo

Mi primer recuerdo es la silueta de mi madre subida a una silla para colgar una cortina e  inundada por la luz que entraba por el balcón. Yo la veía desde la cuna, en una casona en la Plaza Mayor de Olmedo, lugar en el que nací hace 49 años.
Hoy, esa imagen la asocio a la de las madres biológicas de mis hijas: prefiero imaginarlas así, ocultas por la luz, que mendigando en alguna calle de La India.
Me interesan, desde siempre, los niños, los débiles, los doloridos, los animales... además de la literatura (mi vocación eterna y eternamente frustrada y frustrante), el arte, la política, la música, la naturaleza, la amistad, mi familia, las piedras, el universo, la tecnología, la filosofía y algunas cosas más.
Me llamo Esther y mi nombre (estrella) encaja perfectamente con el de mis hijas: Hiral (brillante) y Rayani (noche), lo que me recuerda que las casualidades me apasionan.
Además, realmente debo tener una buena estrella como guía (quizá un ángel de la guarda pues, en el fondo, me pasa como a mi amado y recordado Vela Zanetti, quien me decía que no creía en Dios, pero sí en los ángeles), ya que siempre he sido afortunada: nací contra todo pronóstico, ni en los buenos ni en los malos tiempos me ha faltado nunca el amor; encontré sin buscarlo al  hombre que hace que haya sentido algún momento feliz cada uno de los aproximadamente 7.300 días que llevo conviviendo con él; fascinada por la idea de que un ser ajeno y necesitado pudiera convertirse en la parte más íntima y necesaria de mí misma, decidí procrear mediante la adopción, y mi estrella me llevó a Oriente para encontrar el sentido de mi vida en dos criaturas que me han enseñado que la magia, sí, existe.
Ellas, por algún misterioso pliegue, no sé si del tiempo o del espacio, me han devuelto, además, a mi padre, en forma de amado y amable recuerdo, en lugar del doloroso vacío de su muerte, hace ya treinta años.
Fue puramente casual que aterrizara en una profesión que jamás pensé tener y que, desde el primer momento, me encantó. Y también por casualidad y sin mérito he estado siempre en vanguardia, yendo incluso por delante de mi misma (hacía campañas a favor del aborto cuando aún no sabía cómo, exactamente, se plantaba la semillita para que nacieran niños) y cometiendo errores (en mi adolescencia fui maoista por desinformación y leonesista por romanticismo), en los que no he persistido, pues un agudo sentido crítico me lleva a la reconsideración de cada idea propia y cada argumento ajeno y, en suma, me gusta siempre encontrar el matiz de las cosas, del modo en que me gustan las excepciones a las reglas o las ovejas negras.
En todo lo hasta ahora expuesto no he cambiado desde que tengo recuerdo, pero el tiempo me ha hecho más abierta, vital, llorona, razonable, cobarde y perezosa.
Me acerco a los 50 y temo que el medio siglo, después de tantos años hablando (en Radio Nacional) y escribiendo (en numerosas revistas y en periódicos como los dos de León, Diario 16 Burgos y Tribuna de Salamanca, o desde el Gabinete de Alcaldía del Gobierno Cívico de Villaquilambre), me sorprenderá en el paro, así que hoy he decidido que, al menos, no me pille callada. Por eso abro este blog en el que lanzaré al ciberespacio mis opiniones y, sobre todo, mis reivindicaciones, en muy diferentes ámbitos, con la esperanza de encontrar un eco pero, cuando menos, escuchar el propio eco de mi voz.